miércoles, 8 de febrero de 2017

No Buscar Fronteras



Dejar tus besos y no buscar fronteras,
Es dejar las complicaciones,
Volar a nuevas tierras,
Donde el camino sean mis ilusiones.

Caminar en caminos distintos,
No es perder el rumbo,
Es viajar al opio,
A la ruina de un muerto,
Al renacer de un olvido.

Cruzo las aceras,
Buscando los ojos de la gente,
Pero no veo nada,
Solo crueles lentes,
De platino enzarzadas.

Viajo a la frontera invisible,
A lo lejos que llega el corazón,
Que, sin siquiera ser visible,
Escupe cada síntoma de razón.

Olvidare, olvidarte,
Curar los pasos
Y mirar para adelante,
De nada sirven los errores,
Si te quedas estancado,
Varado en el desacierto, consuelo,
De no saber arreglarlos.

El aire cruza el mar,
El agua rodea la tierra,
Cenizas que solo estorban,
Por lo que en ella llevan.

Vacío está el centro de la tierra,
Llena esta la alcancía del pudor,
Que sin más que puras patrañas,
Se arranca media cuadra de dolor.

Huye, corre donde no te encuentren,
Que, si una estrella te ve,
Te devuelve de inmediato,
Te arranca la paciencia de un zarpazo.

Dejar tu pelo,
El mayor acto de valentía,
La mayor joya de cobardía,
Tan solo olvida que existías
Y veras que rápido vacilas,
Te consumes en silencios
Y vuelves, y nadas sin prisa,
Sin recelos, de que la superficie del sol,
Te queme con la brisa.

Duerme menos y vive más,
Que el horror sea motivo,
Para volver a brillar,
Para volver a respirar el aire de tu encuentro.

Caya, huye de los labios rojos,
De los tacones prisioneros,
De las violentas predilecciones,
De las apariciones en besos,
Que solo buscan traicionar, dejarte perplejo,
En faldas engañando,
Buscando desconsuelo.

¿Qué no basta con el propio?
Claro que no,
Si sufres tú, sufren todos,
Si sufren todos, no sufres tú,
Te olvidas de las calles,
Riendo entre tontos.

Deja que me vaya,
Que cruce Corea,
Que viaje por Rusia,
Y un paseo por caracas,
Que las fronteras no se cierran,
Porque nunca han existido,
Son solo palabras muertas,
De la boca de un caído,
Que sin verdades aterra,
Y maneja sin ser querido.

Un mundo, para mí,
Para dejar tus besos amoratadas,
Porque ya no eres tú quien corre,
Sino yo quien salto.

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