lunes, 31 de octubre de 2016

31 de Octubre



Y esta vez no me olvidare de ti.



Paseábamos por las calles, en la noche del 31 de octubre, no supimos mirar atrás, pero pudimos vislumbrar hacia los lados, nada, nada, no había nada que apreciar, solo la oscura noche en su inmensa desolación, solo una pareja que se tomaba de la mano y que lentamente avanzaba hacia sus casas, por el camino lleno de soledad, único consuelo nuestras sombras, el uno al lado del otro; íbamos nombrando cada uno de nuestros mayores miedos, las alturas, los payasos, las asquerosas cucarachas, todo daba a la luz; seguíamos sin mirar atrás todo se lo llevaba el viento, todo se convertía en palabras que solo se guardaban en nuestros oídos, oídos que de un momento a otro oyeron los pasos de la eternidad, corrimos, seguíamos sin mirar atrás, pero sabíamos que alguien nos perseguía, no podíamos girar nuestras cabezas por el pánico, nos cansamos y caminábamos lo más rápido que pudimos, seguíamos los pasos de nuestro destino, los espejos en la avenidas nos dieron algo de calma, nos sentamos en la acera más iluminada y descansamos un buen rato, no podíamos creer lo que estaba pasando, no sabíamos quién nos había estado siguiendo, pero el sonido cada vez se hacía más fuerte.



No faltaba mucho para llegar al barrio donde ambos vivíamos cuando la calle se tornó de completa oscuridad, no se veían más que unos pocos parpadeos de una lámpara averiada, eran cerca de las 12 y no veíamos rastro alguno, ni señales de vida, solo éramos ella y yo atemorizados frente a esa luz, que nos atraía, como si dijera, “ vengan soy su salvación de la tortura de la noche”, cuando más nos acercábamos más miedo nos daba; cuando entramos al pequeño círculo, todas las luces se encendieron, por primera vez en un buen rato miramos hacia atrás y no había nadie, la calle volvía a estar completamente sola, yo seguía tomado  de su mano, me gustaba el calor que me brindaba cuando me abrazaba; estábamos a unos pocos pasos de s casa, la acompañe hasta la puerta y me dio un suave beso de despedida.



Ahora seguía la larga travesía hasta el otro lado de la calle, ahora sin mi acompañante, me sentía a un más temeroso ,de los peligros de la noche; nuevamente se fueron las luces en toda la calle, esta vez ya no quedaba ni ese pequeño punto para guiarme , todo estaba cubierto de oscuridad, saque mi celular y lo utilice como una pequeña linterna, no es celular muy lujoso pero tiene su utilidad aparte de recibir llamadas, volví a mirar para atrás sentía como si alguien me observara, pero ya no temía a lo que me pudiera pasar, solo éramos yo y lo que fuera que hubiera en la penumbra.



Llegue a mi casas saque las llaves, di un breve giro y se abrió automáticamente la puerta sin ningún esfuerzo, casi como si alguien me hubiera abierto desde dentro, me quite todo lo que tenía, me relaje, comí un trozo de pizza y me acosté a dormir, cuando vi el primer rayo de sol no lo podía creer, no estaba en mi habitación, mucho menos en mi casa, estaba tirado en medio del cementerio, frente a mí un gran cartel que decía HELP ME, la foto de mi x novia, y por detrás algo que decía ¿ te has olvidado de mí? Hay me acorde de todo y leí lo que decía en su tumba, 31 de octubre de 2016 desaparecida sin dejar rastro alguno y debajo de esto la inscripción que yo mismo le había dejado, NUNCA ME OLVIDARE DE TI.



Recuerdo,



Recuerdos,



Simples penumbras del ser humano,



Quejas de mortales,



Cuando viven quieren ser recordados,



Cuando mueren ya no les importa si ser olvidados,



Los MUERTOS NO HABLAN.

jueves, 27 de octubre de 2016

"Odiar", "Amar"



Son los latidos del sol, los que ocultan la luna, son las marcas del corazón, las que espantan los arenales.

Murmura a las hojas, al papel de la navidad, al viento que la roza, palabras perdidas, auto fusiladas en Vietnam, entierros de felicidad, entre tumbas vacías, bosques de hierro y ciudades llenas de vanidad.

Venas de sol, granos que se multiplican, gramos de oro en libras esterlinas, lo mismo que un kilo de tierra en el jardín del edén; llamas a la letra de mi canción, a la filosofía de la que se olvida el corazón.

La sombra del palo de mango de la época, la hamaca que no para de tambalear, de arrullar a la vida, sonetos de humillación, mentiras de desesperación, lo mismo que aprender sin saber vivir.

Mordía la dicha de su ombligo, acunaba a los brazos de la caridad, besaba a la pena de la verdad; no se puede estar más convencido, odiar y amar se comen en el mismo plato

martes, 25 de octubre de 2016

Le Dije Hola a la Soledad



Le dije hola a la soledad,
Desde el día,
En que mis manos se alejaron de tu amabilidad.

Le dije hola a la soledad,
Desde que toca a mi puerta la melancolía,
Desde que el adiós,
Se volvió otra palabra de mi vocabulario,
Desde que las nubes alumbran a otras plazas,
Surcan los mares
Y olvidan la verdadera intención de mi ventana.

Salude al olvido,
El día en que los ríos,
Subían a tocar a las casas,
Jugaban a que Vivian en los mares,
A que no Vivian intentando regalar amares.

Sufrían las plegarias del invierno,
Morían en las manos de otro cuerpo,
Sangraban; soldado agobiado.

Amores arreglados,
Matrimonios pactados
Y corazones cansados,
Cansados de las cárceles de manantiales,
De los palacios en los que, en vez de princesas,
Vivía el monstro en cama de la abuela.

Le dije hola a la soledad,
Justo el día en que deje de quererla,
El día en el que trate de olvidarla,
Sacarla de mi alma,
De mi retrato inerte,
De una vida sin mis muertes.

La retrataba en la mañana,
La recordaba en las tardes
Y le escribía de nuevo junto a las estrellas,
No puedo evitar recordarla,
La saca a patadas
Y entra nuevamente con las goteras,
Que deja la llovizna.

No puedo despedirla,
Ni nunca,
Ni ahora,
Ni el día que la vi con ese hombre.

Los estereotipos mandan,
Las ropas cambian
Y las faldas ahora la adornan,
No se ve mal,
Pero ya no era la mujer que conocí,
Se había perdido entre tanto maquillaje,
Polvos y aspirinas,
Se había perdido en las miradas de los demás,
Ya no eran mis ojos los únicos que la acariciaban.

Salude al olvido,
De rodillas le pedí que me acogiera,
Ahora vivo en los cuartos de hotel,
Entre los bares,
Los manantiales en los parques,
Solo veo faldas y escotes,
Ya no hay espejuelos y trenzas sin sentido,
Sin sentido, pero enamoradizas,
Perfectas para tu pelo,
Ahora los libros se quedan en las vitrinas,
En Colombia ya no se lee ni al nobel,
Solo unos pocos conservamos las hojas sobre la cabeza.

Pase por ella a las 7,
Estaba bien arreglada,
Peinada y sin maquillaje,
Con tacones sin punta,
El pelo suelto
Y perfume ensordecedor,
Casi tiro al piso de mi cadera el anclaje,
No tenía reglas solo su propia pauta,
Sus propios argumentos,
Le dije hola,
Me respondió con alegría
Y le pregunte de nuevo
¿Cómo te va soledad?