Te digo que sí pero tu insistes en decir que
no, son tantas las cosas que quiero hacer contigo, pero no me dejas ni besarte,
no me dejas deleitarme con el dulce aroma que producen tus andares, sigo pegado
a tu mirada, a tus caricias y a las marcas que me has hecho en los brazos.
Vuelves y me dejas solo, acompañado de la
inmensa soledad que generan las palabras, la melancolía que generan tus
recuerdos, el dolor que produce imaginar todas las cosas que no hicimos, nunca
viajamos al país de las maravillas, nunca fuimos a parís, nunca me dejaste
vivir sin ti y aun sin tu compañía, me llegan tus cantares, las cuerdas de la
guitarra, que tristemente sonaba todas las noches.
Teníamos cuartos separados, porque nunca aprendí
a dormir a tu lado y tú nunca quisiste dormir al lado mío, quise cocinarte las
mañanas y prepararte las noches, adornar las estrellas con el llanto de las orquídeas.
Fueron sueños muy complicados para hacerse
realidad y tu una mujer muy sencilla como para hacer todas las mentiras
realidad, sigue cayendo el agua por la cascada de tu pelo, sigue lloviendo bajo
el techo de tu colchón, ya no estamos el uno al lado del otro estamos más
separados que nunca, aunque vivas a la vuelta de la esquina, soy como el sol que quiere ver a la luna, pero que al final
nunca consigue nada, solo breves retratos cuando ella se asoma a la ventana.
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