Hoy no es más que otro momento tétrico, otro día
melancólico, un mal día en general, voy caminando hacia el café y el cielo cada
vez se torna más oscuro, va arrastrando a cada paso, las nubes que siempre
andan a mi lado, siento como me observan, siento como con sus ojos poco a poco
me desnudad, me dejan allí descubierto en plena calle, mientras yo sigo aquí
bajo esta oscura capucha, sigo tratando de encontrar la paz, pero la ansiedad
me consume.
Después de un largo trayecto que parecía
interminable, por fin llego a mi destino, el café de aquella triste esquina,
que se encuentra como mi corazón después de la partida de aquella señorita, a excepción
de esa ilustre ventana, no hay nada que me siga recordando a ella, aun con el
pasar de los días sigue pintada de rojo, bañada en el néctar de la vida, que después
de tanto luchar, fue arrebatado e su cuerpo, que hasta hace unos pocos días yacía
en el piso de esa maldita casa.
Entro y me siento en el mismo rincón donde
llevo asistiendo durante 3 semanas, observando cada persona, cada minúsculo
detalle, sigo como la misma noche en la que me encargaron investigar la muerte
de esa bella muchacha, quien podría imaginar que la dulce mujer, que se escondía
detrás de ese uniforme de mesera, se hallaría muerta justo después del trabajo,
me resultaba irresistible ese movimiento de caderas, que además de hermoso era
muy delicado, como la punta de sus blancos tacones, no pude evitar llorar en el
momento en el que abrí la puerta, todas mis ilusiones se fueron directo al piso
en forma de lágrima, gotas que inundaban más el piso, uniéndose con la sangre
que ya estaba hay malgastada, derramada, fui el primero y el ultimo en verla, también
el encargado de recoger su pálido cuerpo, que adornado por una corta falda y
una pequeña blusa yacía en el suelo de esa fría casa con un cruel disparo en el
pecho, justo en el lugar donde se hallaba su corazón.
Su pelo cautivador, su cuerpo esbelto y su
ostro, dulce como la azúcar, delicado como la loza, no entiendo como alguien
pudo hacerle esto, ni siquiera mi mísero pasado merecería tal final y mucho
menos mi corazón, esa rotura, hace poco se veía llena de vida, ahora descansa
en un cajón, frió y sin respiros del sol, voy a recordar por siempre la mirada
de sus ojos, el lunar de su mejilla, que ahora son el motivo para aclarar esta
triste muerte.
Analizo cada movimiento, cada paso, cada
latido del corazón, cada beso en mi mejilla justo en el momento de despedida,
la noche será siempre mi compañera y junto a la tenue luz de esta vela,
vengaremos a esta doncella, mandaremos al averno al maldito ruiseñor, que quito
el filo de su mirada, antes de que muera el brillo de esta penumbra.
Nuevamente llega el alba y estoy a solo un
paso de encontrar a la parca, que una vez acabo con mis sueños y ahora dará un
final a mi destino, junto con mi tétrico pasado y mi vela sobre su cabeza,
pienso donde dar el primer golpe, para poder acabar con este sufrimiento desde
la raíz, que está enterrada en el centro de mi corazón.
Me encuentro impaciente, no puedo esperar a
que el puñal que llevo en la mano derecha, que fue la misma que acaricio su
mejilla, atraviese el pecho de este maldito pájaro.
Abro la puerta y aun puedo ver la sangre a
mis pies, giro la cabeza y esta hay, frente a mis ojos, me da la espalda,
aprieto la mano y tomo aire listo para saldar la deuda , de repente se voltea y
se encuentran dos viejas amigas, pistola y puñal, hago un rápido movimiento, el
arma se dispara, veo como poco a poco se tiñe su ropa de rojo y lentamente
muere con un cuchillo en el cuello, de un momento a otro culmina su vida, pero
ya es muy tarde para mí, el piso esta empañado con nuestra sangre y el agujero
que esa mujer me dejo, ahora está ocupado por una bala y siento como se revive
la noche cuando la vi por última vez.
La sangre aún sigue caliente, no puedo cerrar
mis ojos, no hasta que ella venga por mi alma y pueda marcharme tranquilo de
esta tierra de nadie, que solo sabe hacer rebosar los ríos, mares y manantiales
de sangre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario