domingo, 16 de octubre de 2016

11:00 am



Eran casi las 2 de la tarde, el cielo aun lucia oscuro, no veía el sol por ninguna parte; cuando desperté me encontraba en un sitio que no conocía, estaba en una habitación, una vela encendida estaba posada a mi lado, casi apagada, a duras penas lograba alumbrar algo, en el momento en que me propuse a averiguar dónde estaba, no pude, inmediatamente sentí un dolor en el pecho, no podía hacer más que tirarme en la cama, no encontraba la herida de donde provenía ese dolor y tampoco veía a nadie a mi alrededor, la noche anterior me encontraba en un bar, bebía lentamente una gran botella de vino del 92, pero no recuerdo nada más, un destello, cerré los ojos, cuando los abrí ya me encontraba aquí; caí inconsciente, no sé cuánto tiempo he estado aquí, solo veo la cara del invierno, la más bella mujer, blanca, reflejaba la nieve, tenía un pelo que solo yo podía acariciar, una piel suave, cada que la tocaba sentía que por un segundo rozaba el cielo, rozaba la eternidad, olía su cuerpo y era como si volviera a ser un niño en los brazos de mi madre, un día la perdí de vista, no la volví a ver; las calles se inundaron de su llanto, se plagaron del verde del campo, se atormentaron con la luna, se atragantaron con el sol, ya no podía sentir su piel, ya no podía oler su perfume, solo ver como poco a poco se derretía mi esperanza.
Pensé que había muerto, pero me di cuenta que había vuelto a su casa, volvió al lugar donde la conocí, al techo de esa licorería, donde por primera vez pude ver su rostro, tatuado por la incertidumbre y el dolor, la pena del mañana, contaba los segundos con los dedos y cada que contaba un minuto se mordía el labio, cuando predica una hora me daba un beso, me hechizo con sus labios, me desvelo por la mañana, me arrullo en pleno día; el canto de los pájaros, la brisa del viento, todo me recuerda a ella. Nuevamente intento levantarme ya no siento el fuerte dolor en el pecho, solo un breve sufrir en los codos; abro la ventana y me huele a melancolía, no hay estrellas sobre esta casa, no hay soles sobre este mundo, viven de la tristeza, el dolor de las personas; tocan la puerta, preguntan si ya he despertado, no sé qué responder, pero al final la abro, es una bella señorita que trae una bandeja llena de platos vacíos, le pregunto donde me encuentro y solo me responde que este es el tiempo ,que solo somos olvido, recuerdos en el olvido, cuando aún sabía dónde estaba, me dedicaba a pintar, a cantarle los atardeceres a los desconocidos, a escribirle poemas a las viudas a contarles cartas de amor a los desenamorados a los que tenían el corazón roto, un día escuche “que no podemos morir cuando nos roza una bala ni con el disparo de un cañón, moríamos cuando nos dejaran de recordar, cuando nos volvamos olvido”, la chica muy dulce me invito a mirar a las personas que había deleitado con mi arte, todos eran felices, se inspiraban en mis poemas, le gustaban mis pinturas, ponían día y noche los cd, mis mejores canciones, a los que les había leído las cartas de amor, al final encontraron uno verdadero, no encontraba la razón por la que me encontraba allí y me dijo estas aquí por una sencilla razón, ya no piensas en ti, has hecho muchas cosas para los demás, pero no has hecho nada para ti, todo lo que decía era verdad, hace mucho que deje de escribir para mí, hace mucho que me deje de dedicar canciones, hace mucho que no escribo para nuestro amor.
Desperté, me encontraba nuevamente en mi alcoba, tenía 5 llamadas perdidas de -A------A, no entendía nada de lo que había pasado, no sabía si era solo un sueño  o si me había engañado la realidad, pero lo que si sabía era que debía aprovechar de nuevo mi tiempo, volver a disfrutar de las nevadas que ella me regalaba, de los acordes que solo la guitarra me podía dar, porque talvez nunca me olviden los demás, pero no sirve de nada si yo me olvido a mí mismo, mire el reloj y eran las 11 de la mañana, por alguna razón aún seguía muy oscuro, pero no me importaba, me puse lo primero que encontré y salí disparado hacia su casa, cuando abrió le di un beso en la boca, el primero en toda nuestra relación que ya llevaba dos años y muy suavemente le dije al oído TE AMO.

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