viernes, 26 de mayo de 2017

Lineas Paralelas

Cada vez caminaba menos,
Sin puntos intermitentes,
Giraba alrededor del lago
Y callaba junto a la fuente.

Cuando corrían por el campo,
Paraba para ver las cartas;
Seguía corriendo,
Pisando sus alabanzas.

Al otro lado del lago
Cambiaban sus palabras,
Partían caminando,
Pero nunca callaban.

Querían caer al agua,
Hundirse después de nadar,
Morir antes de flotar,
Despertar en el fondo y mirar
La completa oscuridad.

Eran líneas paralelas,
Recortes de la bandera,
Mientras Colombia,
Moría desangrada.


Agitadamente respiraba,
No paraba de sollozar;
Al mismo tiempo cantaba
Componía sobre la almohada.

No era perpendicular,
Seguía existiendo el camino
Y mientras exista,
No llegara el destino.

La miraba sentado en puerto,
Al otro lado dibujaba el encuentro;
Ella, por el contrario,
Escribía su relato,
Captando los detalles de su mal amado.

Seguían siendo paralelas,
Con ciertos puntos comunes,
Sin embargo, no querían
Dejar de ser azules.

Cuando soplaba hacía el sur,
Fluía, llegando al norte,
Ni cruzaban, ni dejaban de huir,
Pero cambiaban la suerte.

Nunca estaban a su vera,
Caerían en esas estrellas
O en aquel lago de ironía,
Mintiendo por sus orillas.

Se lucían inundadas,
Las canoas
Se lucían inundadas,
Obligadas a encallar,
Naufragar en las aceras.

Siempre se movían así,
Jamás se cruzaban,
Ni el invierno de aquí,
Ni el otoño de haya,
No funcionaban las estaciones,
Ni las flores de primavera,
Ni las nubes de verano.

No sabrán lo que es acariciar,
Morirán así, sin más,
Ella esperando las fronteras,
Él soñando con su vera,
Son dos líneas paralelas,
Bellos infinitos que jamás se cruzarán.

domingo, 7 de mayo de 2017

Velorios

Siempre llegaba antes de tiempo,
Cuando aún llovía la alegría
Y los pájaros volaban sin lamento,
Perdiendo de vista a todas las golondrinas.

Los cajones de madera,
Se dejaban lucir contentos,
Al mismo tiempo que cantaban
Sonetos con gran lamento.

Se lamentaban por los infortunios,
Por las lágrimas derramadas,
Que sin medir suspiros
Caían sobre la almohada.

Eran noches tristes,
Probablemente sin suerte,
Sin ganas de ver otra gente;
Sufrir en los andenes.

No llegaba nadie,
Ni siquiera la soledad
O los llantos inminentes,
De gente con poca sonoridad.

Eran gotas largas,
Manchas en la habitación,
Mientras se quemaba la casa,
Se sentaban en el balcón.

De nuevo hacía su gloría,
La misma magia de siempre,
Que, aun estando callada,
Moría así, simplemente.

Se arropaba de ironía,
De los llantos de otros;
Medía la soledad
Cantando con sus ojos,
Mostrando las puestas cerradas,
Seguía expresando todo,
Con el suave color de Bella Mar.

Todos lloraban,
Lloraban y morían,
Salían desangrados,
Mientras, en el ataúd,
El difunto abría los ojos,

Soñando en la misma melodía.