A veces duelen más los encuentros que las despedidas, ese es
mi caso, hoy te vi pasar, caminabas por las calles, radiante, hermosa como
siempre, vestida de tonos rojos que contrastaban con tus labios, con las
fachadas de las casas por dónde íbamos pasando, no sé si me miraste, eso es lo
que supe asimilar, en un breve intento de no verme reflejado en las estrellas,
de quemarme con el fuego que ardía sobre tu cuerpo, ignoré tu mirada, ignore al
corazón, que a gritos me pedía que te hablara, que te dirigiera una breve
palabra, un hola quizás o un partido en la imaginación, porque ya no me basta
solo con verte, también quiero sentirte entre mis manos, desearte, deseare, por
siempre, por más que te tenga, nunca estaremos lo suficientemente lejos.
Caminabas por las calles, te camuflabas con las aceras, te
disfrazabas en mis ojos, breves segundos de silencio, incesantes golpes en el
pecho, casi se me escapa el corazón, intentaba correr pero no podía, solo
intentaba que dominara el tiempo, que los segundos se fueran volando, ahora 5
minutos después deseo que ese segundo hubiera sido eterno, miro hacia atrás y
te veo a lo lejos , demasiado cerca, pero te pierdes al doblar la esquina, lo único
que queda son breves recuerdos, recuerdos de lo que pudo ser y el engaño de lo
que realmente fue.
No hay comentarios:
Publicar un comentario