jueves, 16 de marzo de 2017

Muerte

Mi cruel y único destino.

Amiga, hoy me encuentro arrodillado a tus pies, jure jamás arrodillarme ante nadie, pera esta tendrá que ser una excepción, la vida me pone a tregua y tú eres mi única esperanza.

Cuando cruzo el oscuro callejón que lleva a su mirada, siempre pienso en ti, una bala y un edredón, la tristeza y la calma de la noche, la crueldad del cementerio, la misericordia de tu nombre, que lentamente se alimenta de los latidos de mi corazón.

Una bella mujer me ha visitado esta tenue noche, la penumbra la acompaña y el miedo es uno de sus métodos para hacerme hablar, su mirada me lleva al infierno, el cuchillo que tiene en su mano, muy despacio me desangra.

El frio se hace cada vez mayor, el metal y mi carne se vuelven uno, la piel se vuelve mucho más pálida y las palabras de mi boca salen ensangrentadas, las lágrimas han quemado mi cara, mi último deseo es poder verte, besarte por última vez; pero ya no puedo, ahora somos uno, me he vuelto la muerte mi propia muerte.

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