lunes, 19 de diciembre de 2016

La Conoci, La Vi Morir



La conocí un día sin estrellas,
Un día sin mareas;
Ella era la última estrella,
El único mar.

Me guio por ciudad de nadie,
Nos perdimos en medio de nada,
Hasta que aprendiste a odiarme,
Hasta que aprendí a amar.

Era una ciudad de nadie,
Ahora es solo de nosotros,
Del aliento y el vaho en tu coche,
Únicamente de los dos.

Ignoramos, al dueño de la casa,
Nos perdimos en locuras,
En tantos caminos de herradura,
En vidas, que estaban perdidas.

Un día la perdí de vista,
Se volvió a mezclar con la gente,
Quise seguirla, la deje escapar,
Pero nunca la deje de ver.

Me dormí en un callejón,
La busque hasta tarde,
Solo encontré vacío,
Su pelo en un charco inerte.
Luego de un tiempo,
Pensé que era ella,
La seguí hasta un callejón,
Pero cuando dio la vuelta,
Me di cuenta de que era diferente,
No era ella,
No pude aguantar y lloré.

Ya no tenía mi propia estrella,
No podía ver de noche,
No sabía caminar de día,
Si nadaba en un rio,
Me ahogaba,
Me arrastraba hasta el mar,
Un mar diferente, salado,
No era dulce,
Como el que habitaba tu cuerpo.

Volví a donde nacimos,
Camine hasta el centro del desierto
Y justo allí, donde te conocí,
Me morí de pena,
Me ahogue con tu poca agua,
Con el fuego,
Que brotaba de mi única estrella,
Que ahora estaba muerta,
Desaparecida, en la inmensidad de la noche,
Ya solo me regala oscuridad,
Frio infinito
Y lagrimas por derramar sobre tu cuerpo,
Que ahora yace inerte, pálido,
Al lado del mío,
Que ya no respira,
No me ve,
No me habla,
Solo recuerda,
El día que, en esa ciudad vacía,
Nos volvimos olvido,
Perdimos la eternidad en solo un suspiro,
De infinita soledad.