Veía su cara,
Sentía sus piernas,
No quería ver más allá,
Solo podía rozar las
sabanas.
No quería imaginarla,
Le bastaba con ser su
amante,
Irse por la mañana
Y en la noche verla
desvestirse.
Nunca la miro a los ojos,
Solo quería su cuerpo,
Sentir el deseo,
Vivir lo que nunca había
soñado.
Nunca la acaricio,
Jamás le susurro al oído,
Nunca sonó un te amo,
Jamás sonaron los
pálpitos.
Soñaba solo de noche,
En medio de las luces,
De sus cuerpos en llamas.
Ella lo amaba,
Para el, solo era un
capricho.
Ella creía que lo amaba,
Un día, por fin, lo beso,
Pero el solo quería a la
cama, las sabanas,
Por eso cuando le dijo te
amo,
no volvió,
se perdió en los
encuentros,
en los suspiros que nunca
dio,
en los labios que nunca
olio,
en los ojos que nunca miro.
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