¿Cuánto tiempo
estará este mar en calma?, hace años no encuentro una perla, el sol no me
calienta, la luna no me alumbra, las mariposas ya no vuelan sobre las nubes,
los peces mueren al tacto, los barcos ya no navegan en mis aguas.
Este océano sin su
perla no es nada, no es más que una inmensa masa de agua, nada más, a veces
deseo secarme, que nadie más nade en mis aguas, nadie más admire la belleza del
horizonte.
A veces sueño que
soy un río o un lago, mientras el grisáceo cielo derrama sus lágrimas sobre mí,
arrasó con todo a mi paso, uno a uno, buscando a ese monstruo, que un día viajo
a lo más profundo de mi ser, soporto todo tipo de bestias, sin sentimientos,
despreciables, soporto el peso de mis aguas y robo lo más importante.
Vuelvo en sí y
saboreo lo dulce de esta salmuera, miro a la orilla, miro al sol, a la luna,
miro hacia el abismo, miro el horizonte y aun no encuentro nada, solo minutos y
minutos de infinita soledad, un vació intenso, que solo podrá ser ocupado de
nuevo por el calor de una nueva perla.
Algún día llegara,
aquella sirena, que traiga una resplandeciente perla, un diamante, que durara
para siempre y devolverá a este inmundo charco de soledad, toda la vida y toda
la emoción de recorrer el mundo, acompañado por el son de las nubes, las melodías
que me regala el aire y el amor que guía mi corriente, todo el amor que he
puesto en ella.
Acompáñame por
siempre en esta inmensa penumbra llamada vida, a la que amamos pero sin saber
amar.
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